Yanina Burns •

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Ruta de Nakasendo: de Magome a Tsumago, una caminata entre montañas y pasado samurái

Viajando por Japón hay lugares que parecen detener el tiempo, y la ruta Nakasendo, especialmente, el tramo que une los pueblos de Magome y Tsumago, es uno de ellos.
Este antiguo camino formaba parte de la vía que conectaba Kyoto con Edo (actual Tokio) durante el período Edo, y por él transitaban samuráis, comerciantes y viajeros que cruzaban las montañas del valle de Kiso.
Hoy, gran parte del sendero se conserva y se puede recorrer a pie, disfrutando del paisaje rural japonés, los bosques de cedros y los pequeños pueblos tradicionales que mantienen intacto su encanto.

Nosotros hicimos esta caminata durante la primavera, cuando los cerezos estaban en plena floración. El clima era ideal: días soleados, aire fresco y ese silencio tan japonés que hace que todo parezca en calma. 

Tabla de contenidos

Cómo llegamos a la Ruta de Nakasendo

 

La ruta Nakasendo atraviesa varios pueblos del valle de Kiso, pero los más conocidos —y mejor conservados— son Magome y Tsumago, que están conectados por un tramo de unos 8 kilómetros que se puede recorrer caminando.
Magome es el punto de partida más habitual, ya que está en la parte alta de la montaña y desde allí el camino desciende suavemente hasta Tsumago. Ambos pueblos pertenecen a la prefectura de Gifu y están cerca de la ciudad de Nakatsugawa, que funciona como base para quienes quieren hacer el recorrido.

Nosotros salimos temprano desde Nagano en shinkansen rumbo a Nakatsugawa, el punto intermedio desde donde parten los buses hacia Magome.
Habíamos reservado una noche en un ryokan (posada tradicional japonesa) a solo una cuadra de la estación, lo que nos resultó muy práctico para dejar las valijas y aprovechar el día completo.

El trayecto en tren duró alrededor de dos horas, y desde la estación de Nakatsugawa se puede tomar un bus local hasta Magome, que es donde comienza la caminata.
Los buses salen de unas paradas junto a la estación, y allí mismo compramos los boletos —nos costaron unos 800 yenes por persona—.
Mientras esperábamos, probamos un dulce típico japonés: dango, unas bolitas de arroz glutinado que suelen servirse con salsa dulce de soja o cubiertas de harina de soja tostada (kinako).


🚆 Cómo nos movimos por Japón

Viajar en tren por Japón fue una de las partes más lindas del recorrido. Todo funciona con una precisión increíble: los trenes son puntuales, limpios y muy fáciles de usar. Nosotros compramos los pasajes —incluidos los del Shinkansen (tren bala)— a través de Klook, y la experiencia fue excelente: todo claro, en español y sin complicaciones.

Si querés reservar tus tickets con anticipación, podés hacerlo desde este enlace. A vos no te cuesta nada extra, y a nosotros nos llega una pequeña comisión que nos ayuda a seguir compartiendo nuestras experiencias. 💛 ¡Gracias por el gesto y por acompañarnos en este camino!

Ver trenes en Japón 🚄

Primeros pasos por Magome

El trayecto en bus desde Nakatsugawa hasta Magome lleva alrededor de 40 minutos.
Al llegar, empezamos a recorrer sus callecitas empedradas, rodeadas de casas de madera, molinos y pequeñas tiendas locales.
Si bien está algo orientado al turismo —con locales restaurados y cafeterías armadas al estilo tradicional—, el lugar conserva un encanto auténtico, con vistas a las montañas y una atmósfera que transporta a otra época.

Hicimos una breve parada para almorzar algo liviano: un sándwich de palta y tomate que nos preparó una señora japonesa con la amabilidad que solo se encuentra en Japón.
Los precios eran un poco altos, pero cada tiendita era un pequeño mundo: vendían artesanías, dulces y productos regionales con ese toque prolijo y delicado tan japonés.

La caminata por la ruta Nakasendo

El sendero que une Magome y Tsumago es solo una parte de la ruta original de la Nakasendo, pero es de las más bonitas.
A lo largo del recorrido se pasa por distintos paisajes: calles empedradas con casitas bajas, tramos rurales, frondosos bosques de cedros y bambú, y pequeñas cascadas cubiertas de musgo que parecen sacadas de una postal japonesa.
Tiene esa estética tan típica que uno imagina de Japón… y verla en persona emociona.Los paisajes son realmente impactantes: parecen sacados de un cuento o una película, con una paz y una energía muy especial.

Vale saber que muchos hacen el camino al revés (de Tsumago a Magome), pero de esa manera se vuelve más empinado y, por ende, más exigente físicamente.

En algunos tramos hay carteles que advierten sobre osos (sí, osos).

Algunos caminantes llevan pequeñas campanitas para ahuyentarlos, aunque nosotros no vimos ninguno, solo algún que otro animalito cruzando el sendero.
La ruta está muy bien señalizada, así que no hay riesgo de perderse, y además suele haber bastante gente caminando en la misma dirección.

Hay baños públicos en varios puntos —algo que se agradece—, pero no hay muchos lugares para comprar agua o comida, así que conviene llevar lo propio.

A mitad de camino encontramos una casita de té muy particular. Era una pequeña casa donde los viajeros pueden detenerse, dejar constancia de su paso en una pizarra (anotando el país y cuántas personas hacen la ruta ese día) y tomar una taza de té gratuita.
Nosotros dibujamos la banderita y registramos que ese día habían pasado dos argentinos por allí, aunque no nos quedamos mucho tiempo porque queríamos llegar temprano a Tsumago.

También vimos algunas casitas que ofrecían palos de bambú para usarlos como bastones de trekking, un detalle muy japonés que demuestra lo atentos que son con los caminantes.

Llegada a Tsumago

A medida que uno se acerca a Tsumago, el paisaje cambia: aparecen más casitas, calles prolijas y vistas preciosas de las montañas.
Llegamos alrededor de las 4:30 de la tarde, justo cuando los locales empezaban a cerrar. Por suerte, alcanzamos a ver algunas tiendas abiertas y disfrutar de algún tentenpié antes de que todo quedara en silencio.

También compramos unos oyaki (おやき) —unas empanaditas redondas tradicionales rellenas de verduras— en un local que parecía de película.
Eso sí, los oyaki no lograron sacarnos el hambre, así que terminamos comprando un helado de matcha para engañar al estómago hasta llegar a Nakatsugawa… donde ingenuamente creímos que íbamos a conseguir una comida vegetariana más contundente.
(Spoiler: no fue así. Una vez más, el Seven Eleven nos salvó las papas).

👉 Importante: no esperes comer en Tsumago al final del recorrido, ya que la mayoría de los negocios cierran a las 5 de la tarde.
Lo ideal es almorzar o comer algo liviano en Magome antes de empezar la caminata.

Regreso a Nakatsugawa

En Tsumago hay una pequeña oficina de información turística que te explica cómo llegar a la parada del bus para volver.
Está bastante cerca, aunque algo escondida.
Tomamos allí el colectivo de regreso a Nakatsugawa (Vía Magome), que costó unos 900 yenes. Había bastante gente esperando, pero el servicio es frecuente y, como todo en Japón, está perfectamente organizado.

Es difícil hacer la ruta Nakasendo?

Caminar esta parte de la Nakasendo me pareció sencillo y accesible para todo tipo de personas: el terreno es en su mayoría plano y está muy bien conservado.
Había gente mayor haciéndolo sin problemas y también familias con niños pequeños.

Nosotros nos demoramos unas 3 horas y media, tomándonos tiempos de descanso, comer, entrar a tiendas y contemplar paisajes.

Dormir cerca de la Ruta de Nakasendo

Nos habría encantado quedarnos a dormir en alguno de los pueblos del recorrido, como Tsumago o Magome, pero no conseguimos hospedaje.
La mayoría de los alojamientos en esta zona son ryokan familiares, pequeños y atendidos por sus propios dueños, que por lo general solo aceptan reservas por teléfono (en japonés), lo que complica un poco las gestiones desde el extranjero.

Antes de rendirme, encontré estos correos de la asociación de turismo de Nagiso, que es la región donde se ubican ambos pueblos:
📩 nagiso@ju.kiso.ne.jp y info@nagiso.jp
Podés escribirles en inglés: suelen responder con una lista actualizada de alojamientos y ayudar con las reservas.

Al final, optamos por hospedarnos en Nakatsugawa, ya que veníamos desde Nagano, teníamos poco tiempo y queríamos hacer el recorrido completo en un día.
Dormimos allí y al día siguiente seguimos viaje hacia Takayama, pasando por Nagoya.
Desde lo logístico, fue la mejor opción. 

🏨

Nuestro hospedaje recomendado en la ruta

Nos quedamos aquí y lo recomendamos de verdad: buena ubicación, limpio, personal amable, todo muy organizado… ¡y hasta nos dieron bebida de bienvenida! ✨

  • Ubicación práctica para moverse
  • Habitaciones prolijas y cómodas
  • Atención cálida y respetuosa
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Nota transparente: si reservás desde este enlace, a nosotros nos llega una pequeña comisión 🧡. Para vos el precio es exactamente el mismo; a nosotros nos ayuda a seguir creando y compartiendo estas guías. ¡Gracias por el intercambio!

Ser vegetariano o vegano en la Ruta de Nakasendo 🥬

Si sos vegetariano o vegano, te dejo mi experiencia:
En Nakatsugawa no encontramos buenas opciones vegetarianas, ni veganas. Si bien la app Happy Cow nos mostraba opciones de tal índole, todos estaban cerrados. Algunos restaurantes nos dijeron que podían adaptarnos un plato, pero no nos quedó claro si entendieron bien, así que fuimos a lo seguro: Seven Eleven.
Comimos unos onigiris de ciruela, porque ya ni quedaban los clásicos sándwiches de huevo.

En Magome, en cambio, había más opciones vegetarianas y varios restaurantes se ofrecieron a adaptar el menú.
En Tsumago, como llegamos tarde, todo estaba cerrando, pero la oferta parecía bastante limitada: más que nada helados y snacks.

En general, no vi lugares con platos tipo tofu o ramen vegano, o alguna proteína vegetal para darle a nuestro cuerpito. Es una zona más tradicional y con menos variedad en ese sentido, pero el recorrido compensa todo.
No recordaré a Nakatsugawa por sus opciones veggie, sino por el encanto de la ruta Nakasendo.

Consejos rápidos

  • Llevá zapatillas cómodas para caminar.
  • Vestite en capas, especialmente si vas en primavera.
  • Llevá agua y algo para picar.
  • Empezá la caminata antes del mediodía para llegar con luz a Tsumago.
  • Si vas en época de cerezos, vas a disfrutar un paisaje espectacular. 
  • Buscá hospedaje con anticipación: las mejores opciones se agotan rápido.

Reflexión final

La ruta Nakasendo no es solo una caminata: es una manera de visualizar cómo era Japón en el período Edo.
Aunque hoy está orientada al turismo y muchas cosas parecen escenificadas, está muy bien hecho y montado sobre los cimientos reales de su historia.

Fue una experiencia que me encantó. No sé si volvería porque ya la conocí, pero la recomiendo totalmente si estás por la zona.
Es mucho menos masiva que Kyoto o Tokio y permite disfrutar de un Japón más auténtico, tranquilo y lleno de detalles que te transportan a otro tiempo.

Espero que esta información te resulte útil. Gracias por tu visita 🧡

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